Ante todo, en la elección de un vestido, prima el color, cómo te sienta y cómo te sientes. En muchas ocasiones apostamos por tonos neutros porque nos sentimos más seguras y optamos por la discreción y la sutileza. La elegancia es una máxima con la que todas queremos comulgar a la hora de escoger un “look” para una boda, y si vamos sobre seguro, los colores neutros serán nuestros mejores aliados.

El negro parece sinónimo de estilo y acierto, además es verdad. Con el color negro siempre estarás elegante, es un tinte que estiliza y para la noche es un pigmento con el que irás adecuada, sobria y elegante. No debemos descartar este color en ninguna estación, lo que tenemos que hacer el adecuar el tejido a la época del año.

Pero no debemos omitir unos estilismos más coloristas, aunque no por eso más atrevidos. Sabemos que los colores levantan el ánimo, aportan alegría y desprenden energía. Utilizar el color único en tu look te aportará fortaleza y seguridad sin llegar a la excentricidad.

Con el vestido rojo cereza de Cousin Bliss conseguirás el efecto deseado. La capa, del mismo color y tejido que el vestido, gana solidez acentuado el efecto “color block”. Si lo llevas con los zapatos y el bolso del mismo color habrás conseguido el efecto deseado.

La opción de dos tonos fuertes y no complementarios, ya sean estampados o lisos, es una opción más audaz y puede ser una apuesta segura para triunfar con elegancia y distinción.

En esta alternativa os proponemos el vestido Carissa de Cousin Bliss. El contraste del rojo y el rosa acentúa los límites diagonales del vestido marcando la línea de contraste de ambos colores. Si prefieres combinar colores opuestos puedes hacerlo con este fantástico pantalón de Esther Noriega y la blusa azul de Double Ikkat.

Poco a poco va llegando la primavera y con ella la explosión de color, ahora eres tu la que tiene que decidir por cual te decantas.